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La mesa de mármol está enfrente de la entrada al palacio foral.
El Ayuntamiento de San Sebastián ha restaurado la mesa horaria de la Plaza de Gipuzkoa. Antes apenas se apreciaban unos pocos detalles en esta curiosa pieza de mármol. Ahora ha recuperado su viejo esplendor, después de que la marmolería Echandi, del mismo San Sebastián, volviera grabar todas inscripciones.
La gran losa data de 1879 y es un regalo a la ciudad del profesor y geógrafo José Otamendi. Además del tablero, donó la columna meteorólogica que se ubica en el templete de la mitad del parque de la Plaza de Gipuzkoa, así como un cañoncito solar que marca las 12.00 horas.
El Ayuntamiento ha actuado a instancias de un ciudadano, Iñaki Larrañaga, aficionado a todo lo relacionado con los jardines históricos, y que trabaja en la Diputación y es uno de los encargados de los planes forales en torno a los manzanales y la sidra. Fue él quien localizó en la revista 'La Ilustración Española y Americana' el diseño original de la mesa, y se dirigió al Ayuntamiento en febrero de 2013, con la solicitud de que, usando esa nueva información, se restaurara la pieza.
De todas formas, la mesa en cuestión ha sido últimamente más noticia porque no marca correctamente el norte que por la restauración en sí misma. Se instaló el pasado 13 de marzo y el norte apunta al oeste, y el este al norte, tal como un ciudadano alertó a este periódico, que publicó una nota de denuncia en la sección de Sirimiri. Según parece, el Ayuntamiento aduce que «ya antes estaba de esa manera».
A la placa se le llama mesa horaria y reloj comparativo. Marca las diferencias de hora del meridiano de San Sebastián con las diversas capitales del globo. Además de la diferencia del meridiano de San Sebastián con el de Greenwich, que está considerado como el primero o principal, marca la dirección de los límites (con relación a San Sebastián) en que varía la salida y puesta del sol según las estaciones -o sea, los solsticios- y además los equinoccios, altitud de las distintas capitales con relación al nivel del mar, y la distancia en kilómetros desde San Sebastián a varias capitales del globo.
Expresa las horas solares. Por ejemplo, indica que cuando en San Sebastián son las 12 del mediodía, en Nueva York son las 7 horas y 7 minutos de la mañana, y en Moscú las 2 horas y 37 minutos de la tarde.
Desde su instalación, hace ahora casi 150 años, la mesa ha sido restaurada en varias ocasiones. De hecho, la primera pieza era de mármol negro de Bélgica, y la propia familia del donante la sustituyó en 1930 por otra de mármol blanco.
En la sesión del día 18 de marzo de 1902 del Ayuntamiento de San Sebastián, en el punto 25, el señor Acha manifestaba que la mesa horaria que existe en los jardines de la Plaza de Guipúzcoa está borrosa y debe arreglarse, por lo que solicitaba que se autorizase para ello a la Comisión de Fomento.
El año 1904, parece ser que la empresa Luisa hermanos, que disponía en la calle Urbieta nº 4 de un taller y almacén de mármoles, realizó de nuevo la placa, esta vez sin marco de hierro, lo que permitía que la placa fuera más grande, para la mejor percepción de la gente.
El 30 de agosto de 1929, el hijo de José Otamendi, Joaquín Otamendi Machimbarrena, en su nombre y en el de sus hermanos, presentó una instancia al Ayuntamiento, solicitando autorización para que se procediera por su cuenta a efectuar los arreglos de la columna meteorológica y el tablero horario, por estar dañados a resultas de los temporales. Además, los gastos de la restauración corrieron a cargo de la familia.
El año 1930, fueron los escultores-marmolistas hijos de Marcial Aguirre los que volvieron a esculpir el cuadro, con un presupuesto de 450 pesetas.
Ahora, la marmolería Echandi, del barrio donostiarra de Egia, ha vuelto a dibujar la mesa usando el mármol original, puesto que tiene una ligera curvatura que hace que discurra bien el agua de la lluvia. Usar una nueva pieza de mármol hubiera encarecido mucho el presupuesto.
Aitor Echandi ha trabajado con las más modernas tecnologías que emplean hoy los marmolistas. Usando el ordenador, ha pasado los dibujos originales a una 'máscara' de vinilo. Luego, el vinilo se coloca sobre el mármol, y el chorro de arena solamente esculpe en las zonas donde no hay vinilo.